Lo que tu animal de compañía no te puede decir pero necesitas saber

Escrito por Karen Porreca

Imagina esto: has decidido retirarte en un país exótico, donde no conoces el idioma. Un nativo amigable te ayuda, pero realmente no entiende cómo te sientes debido a la barrera del lenguaje. Con los años, empiezas a tener algunos dolores y molestias, y eventualmente te duele todo. Te duelen tanto las articulaciones que puede ser difícil levantarte y caminar; algunas veces incluso te tropiezas y caes, lo que hace que te duelan aún más. Antes te encantaba estar afuera e ir a correr, pero ahora eso es imposible pues a duras penas puedes mantener el equilibrio.

Lo que es aún peor, estás perdiendo la vista y ya no puedes oír, de modo que no sabes realmente qué ocurre en el mundo. Lo único que realmente puedes hacer es recostarte y dormir, pero es muy aburrido, y, además, el fuerte dolor en tus articulaciones no te deja dormir bien. Tu hígado está desgastado, así que a menudo te sientes mareado, y también te da diarrea, pero no puedes aguantarte hasta llevar a tu tieso y doloroso cuerpo hasta el baño. Así que tienes accidentes. Te da tanta vergüenza.

Te gustaría poder contarle a la persona que te cuida todas las cosas que te molestan. También tienes un diente infectado que te duele, un salpullido que te rasca en la pierna, una uña encarnada y un extraño sentimiento de pesadez en el pecho. Algunas veces pierdes el aire y estos días respiras pesadamente mientras luchas por llenar tus pulmones. Ya nadie te presta realmente mucha atención, así que nadie se da cuenta de qué tanto se ha deteriorado tu salud y qué mala calidad de vida tienes. Ya no disfrutas la vida y no tienes mucho por lo que vivir. Pero no hay escapatoria. Cada mañana te despiertas y tienes que enfrentar de nuevo el implacable dolor…

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‘La vejez no es para los débiles’

—Bette Davis

Nunca se han dicho palabras más ciertas y éstas aplican de la misma forma para nuestros animales de compañía. Cuando comienzan a envejecer, entre la edad de 6 y 9 años dependiendo de su tamaño, sus cuerpos atraviesan muchos cambios que los guardianes pueden pasar por alto si no están poniendo atención cuidadosamente.

Por eso es fundamental que coloques tus manos sobre tus animales todos los días, no solo para demostrarles afecto y asegurarles que los quieres, sino también para revisarlos cuidadosamente: mira dentro de sus bocas y orejas, revisa bajo sus colas, escarba en su pelaje, examina sus pies, incluyendo las almohadillas y las uñas, y recorre todo su cuerpo con tus manos. Nunca asumas que un nuevo comportamiento extraño o síntoma es “simplemente vejez”. Siente, mira, huele y toma nota: estás buscando problemas que podrían estar incomodando a tu amigo animal, o que podrían ser mortales. Tu animal te necesita y depende de ti para que busques y te des cuenta de las señales que indican que algo está mal. Y si algo está mal, ¡cada segundo cuenta!

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No solo para los viejos: síntomas que requieren tu atención inmediata a cualquier edad

¿Cuáles son las señales de alerta de problemas de salud que deberías buscar? Esta es una lista organizada según las partes del cuerpo.

  • Comportamiento: letargo, cansancio excesivo, depresión, aislamiento, falta de interés, quejidos, jadeos, malhumor, mordisqueo, agresión, confusión/desorientación, caminar en círculos.
  • General: estómago hinchado/distendido, atrofia muscular, cambios de peso abruptos, demacración, obesidad, deshidratación (la piel no regresa rápidamente a su posición cuando la pellizcas), estar jorobado, tener la cabeza colgando, aumento en el consumo de agua, aumento en la micción (orina), orina notablemente diluida o concentrada.
  • Pelaje: pelaje enmarañado, aceitoso, áspero, opaco, mal olor, cambio de pelaje excesivo, caspa, pérdida de pelaje, distribución irregular del pelaje.
  • Piel: enrojecimiento, piel en carne viva, supuración,  áreas calientes, hinchazón, verrugas, costras, parásitos (pulgas, garrapatas), rasquiña.
  • Esqueleto:  rigidez, dificultad para levantarse o caminar, incapacidad para asearse, cojera, rango limitado de movimiento, falta de coordinación, ubicación o posición anormal de las extremidades, desgaste anormal de los dedos, renuencia a involucrarse en actividades físicas.
  • Ojos: bizquera, ojos nublados, con una película, ojos aguados, resequedad, rasquiña (se toca con las patas), descarga de fluidos, inflamación, descoloramiento, enrojecimiento,  se muestra un tercer párpado, visión limitada.
  • Oídos: sacudimiento de la cabeza, cabeza ladeada, rasquiña, costras, pelaje enmarañado, mal olor, enrojecimiento, dureza, descarga de fluido negro o de pus, engrosamiento de las orejas, hematomas, pérdida de la audición.
  • Nariz: secreción, costras, agrietamientos, dureza, congestión, nariz tapada.  
  • Boca: mal olor, placa o sarro en los dientes, enrojecimiento de las encías, retracción de las encías, encías pálidas, dientes rotos o desgastados, dientes flojos, salivación excesiva, dificultad para morder o tragar, interés reducido en los juguetes para morder.
  • Vías respiratorias: respiración sibilante, respiración dificultosa, respiración irregular, respiración poco profunda, respiración rápida, tos, se atraganta, estornudos inversos, congestión, respiración por la boca abierta.
  • Sistema digestivo: pérdida del apetito, diarrea, deposiciones blandas, deposición con sangre, deposición negra, esfuerzo en la deposición, estreñimiento, vómito.
  • Ano/Genitales: enrojecimiento, secreción de fluidos, inflamación, olor inusual, se lame excesivamente, se muerde, arrastra el ano.
  • Pies: uñas demasiado largas o encarnadas, uñas rotas, granulomas causados por lamerse (pedazos de piel inflamados, en carne viva causados por lamerse excesivamente), desgaste de las patas, sensibilidad, conducta defensiva inusual con respecto a las patas.

Muchos de estos síntomas son causados por condiciones que son altamente tratables, así que si notas cualquiera de ellos, asegúrate de llevar a tus animales al veterinario de inmediato para que puedas ayudarlo a recuperarse y a sentirse mejor.

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Qué debes hacer y qué no debes hacer cuando cuidas animales viejos

Sí debes elevar los tazones de comida y de agua de tu animal para que no tenga que acurrucarse para comer y beber

  • Sí debes caminar, jugar y hacer ejercicio con tu animal. El movimiento y la actividad son buenos para todos los sistemas del cuerpo.
  • Sí debes asegurarte de que tu perro tengan la opción de ir al baño más seguido y de que tu gato siempre tenga acceso a una caja de arena limpia.
  • Sí debes ayudarles a tus animales para que se mantengan calientes durante el invierno (abrigos, suéteres, almohadillas calientes) y frescos durante el verano (piscinas para niños, ventiladores, aire acondicionado, un corte de pelaje en la peluquería, chaquetas o camas especialmente diseñadas para refrescar).
  • Sí debes proporcionar suelo antideslizante dentro del hogar (cubre los suelos de madera, baldosa o linóleo con tapetes que tengan caucho por debajo o esteras de yoga).
  • Sí debes proporcionarles a los animales un lugar para dormir cómodo y de buena calidad para acolchar sus adoloridas articulaciones.
  • Sí debes darle a tu animal un lugar seguro, en silencio y calmado al que pueda retirarse.
  • Sí debes considerar colocar una rampa permanente para los perros sobre las escaleras y mantener una rampa plegable en tu carro.
  • Sí debes hacerle exámenes de sangre una o dos veces al año, incluso si crees que no hay ningún problema.
  • No permitas que tu animal salte de tu vehículo, del sofá o la cama, al suelo.
  • No asumas que los problemas de salud son solo un síntoma inevitable de la vejez; busca consejos profesionales de un veterinario de confianza.
  • No obligues a tu animal a pasar por cirugías dolorosas o por otros procedimientos que tengan una probabilidad reducida de prolongar la vida, que involucren una recuperación larga o difícil, y/o que puedan resultar en una mala calidad de vida (por ejemplo, amputar una pata para intentar curar cáncer de los huesos).

Aprender cuándo decir ‘Ahora’ en beneficio de tu animal

Algunas condiciones no son tratables y causan mucha incomodidad. Si tu animal siente dolor todos los días y/o tiene una enfermedad terminal, no prolongues la agonía solo porque la decisión de someterlo a eutanasia sea difícil para ti. Pon en primer lugar el dolor de tu animal. Nuestros animales merecen una muerte digna y en paz, que tenga lugar ANTES de que la situación sea insoportable. Si tienes dudas, consulta con alguien de confianza. Obtén una segunda o tercera opinión si necesitas, pero si tu instinto te dice que tu animal está sufriendo, no esperes, haz los arreglos para la eutanasia lo más pronto posible, preferiblemente en casa, rodeado de quienes amas.

Envejecer es inevitable, pero el sufrimiento no lo es, así que hagamos todo lo posible para asegurarnos de que los años dorados de nuestros animales de compañía sean cómodos, saludables y felices.

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