La mayoría de los turistas que “corren con los toros” en Pamplona, España, parecen no estar consientes del hecho de que los animales estarán muertos en cuestión de horas.

Durante este evento mortal en el festival de San Fermín, cada mañana durante una semana, seis toros son sacados a la fuerza de su corral hasta la plaza de toros, donde serán asesinados esa noche.

Se lanza un cohete para obligar a los toros, que tienden a ser animales muy nerviosos y asustadizos, a salir de su corral hacia las calles de la ciudad llenas de gente gritando. Los animales en pánico se resbalan y deslizan por las estrechas calles, flanqueados por turistas y organizadores que los golpean con palos mientras corren. A menudo se caen o se estrellan contra muros sufriendo fracturas y otras lesiones. Y esta violencia contra los animales resulta en violencia contra las mujeres: hay numerosos informes de agresiones sexuales durante las “festividades”.

Todo el espectáculo es realmente una marcha de la muerte.

Los toreros han encontrado innumerables formas de manipular las corridas a su favor. Ellos y sus trabajadores son conocidos por dar a los toros drogas para debilitarlos, dejar caer bolsas de arena en sus espaldas, lijarles los cuernos para alterar su sentido del equilibrio y frotar vaselina en sus ojos para dañar su visión.

Cada noche, uno por uno, los toros son forzados hacia la plaza de toros. Hombres a caballo, llamados picadores, rodean al toro y arrojan lanzas en sus músculos de la espalda y el cuello. Tuercen y rompen las lanzas para asegurarse de que haya una pérdida significativa de sangre y para afectar la capacidad del animal de levantar la cabeza o defenderse.

Luego, los banderilleros se lanzan sobre el animal clavando banderillas (palos de colores brillantes con arpones en el extremo) en su espalda. Lo obligan a correr en círculos hasta que deja de perseguirlos porque está mareado, desorientado y debilitado por la pérdida de sangre.

Finalmente, el matador entra y trata de cortar la aorta del toro moribundo con una espada. Si él o ella falla, logrando solo mutilar aún más al animal, la espada se cambia por una daga para cortar la médula espinal. Si  cometen una pifia con este golpe, el toro puede estar consciente pero paralizado cuando es encadenado por los cuernos y arrastrado fuera de la arena.

Solo un cobarde se para sobre un animal sangrante, moribundo e indefenso y lo apuñala a muerte con una espada – y luego exige aplausos.

Pero la marea se está volviendo en contra de este deporte sangriento. Gracias, en parte, a las campañas mundiales de afiliados de PETA y otros grupos defensores de los derechos de los animales, la gran mayoría de las personas en todo el mundo se opone al abuso y la matanza de toros como entretenimiento. Hoy, más de 100 pueblos y ciudades españolas han prohibido las corridas de toros, y una encuesta reciente encontró que el 81 por ciento de los españoles se oponen. Esa cifra se eleva al 93 por ciento entre los jóvenes de 16 a 24 años.

Los turistas son la principal causa que mantiene a flote esta industria aborrecible. Si los vacacionistas dejasen de comprar boletos para las corridas de toros, aquellos que las organizan no podrán continuar batallando contra su prohibición argumentando que traen dinero.

Ya no toleramos que los gladiadores luchen contra leones hasta la muerte. Entonces, ¿por qué dejamos que los toreros torturen toros hasta la muerte?

Esto no es entretenimiento. Ni siquiera es una “corrida de toros”, porque el toro nunca tiene una oportunidad de luchar. Esto es torturar a un animal hasta su muerte. Y está mal.

Apoya a PETA y a la mayoría de las personas en España y pide que se ponga fin a la práctica de torturar animales para el entretenimiento humano.


Toros atormentados y apuñalados a muerte en Pamplona, actúa ya

Por favor, firma nuestra petición para instar al alcalde de Pamplona a que ponga fin a los encierros y las posteriores corridas de toros durante la fiesta de San Fermín de forma permanente.
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