Una investigación de testigo de PETA en Hemopet (un “banco” de sangre canino en Garden Grove, California) descubrió que este llamado “refugio” albergaba a aproximadamente 200 galgos criados y descartados por la industria de las carreras en minúsculas jaulas y perreras desoladas por alrededor de 23 horas cada día, incluso cuando estaban enfermos o lastimados debido a peleas con compañeros de perrera estresados, que se jacta de vender su sangre a más de 2,000 clínicas veterinarias en Norteamérica y Asia.

Recintos desolados sin lugar para moverse

Hemopet tenía a varios de los galgos en perreras desoladas y oxidadas. Otros estaban encerrados en jaulas tan pequeñas que apenas podían darse vuelta o siquiera pararse o estirarse, y raramente veían a otros perros.

Estos galgos, quienes, como todos los perros, estaban ansiosos por jugar y correr y deseaban compañía, fueron sacados de sus jaulas solo para extraerles sangre, caminar brevemente o ponerlos en recintos desolados con piso de concreto por algunos minutos. La Dra. Emma Milne, una veterinaria que vio la filmación, dijo: “El tiempo que pasan dentro de esas jaulas es completamente inaceptable, especialmente dadas las dimensiones y naturaleza de las jaulas. Los perros son animales sociales con un comportamiento complejo y necesidades sociales, estas necesidades de bienestar no son satisfechas para nada en este ambiente” [emphasis in original].

Colas cortadas ‘colgando de un pequeño nervio’

Si alguna vez donaste sangre, probablemente te hayas sentado en una silla mullida y disfrutaste un jugo de naranja antes de irte a casa. Pero en Hemopet, los galgos, quienes son perros inteligentes, nobles y activos, estaban confinados durante 23 horas al día, todos los días, en superficies duras durante meses o incluso años. Este encierro perpetuo les causó pérdida de pelaje, callosidades y bolsas de fluido acumulado bajo su piel.

A Genie le faltaba pelo y tenía la piel roja e irritada en su pierna. Un empleado dijo que probablemente “siempre lo haya tenido”. La veterinaria Dra. Christine Capaldo, dijo: “En mi evaluación profesional, el alto número de perros con áreas sin pelaje y piel con callosidades indica que los perros sufren de manera crónica el confinamiento excesivo a largo plazo, con oportunidades limitadas de movilidad y actividad necesaria para su salud y bienestar óptimos”

A Genie le faltaba pelaje y tenía la piel de su pierna roja e irritada.

Varios perros desesperados por obtener atención y alivio por su casi constante encierro padecían graves heridas cuando movían la cola de forma entusiasta contra el alambre metálico del recinto. Estas heridas a veces eran tan graves que había que amputarles las colas, dejando a los perros con solo una punta de la cola. El personal dijo que era “muy común” que se lastimaran las colas. Un trabajador dijo que un empleado de Hemopet le rompió la cola a un perro al agarrársela con la puerta de la perrera, y que quedó “colgando de un pequeño nervio”… apenas un hilo”. Otro empleado dijo que un colega se le acercó con la cola cortada de un perro en su mano, luego de que un voluntario cerró la puerta de la perrera y le agarró la cola, cortándosela de inmediato.

Otros perros se arrancaron las uñas o se cortaron las garras en las jaulas de metal. Una perra, Siesta, varias veces se rompió sus uñas crecidas, sangrando y cojeando dolorida.

Los perros ‘pagan la renta’ con sangre

Los trabajadores llevaron a los perros a extraerles sangre cada 10 a 14 días. Este ciclo extenuante continuó por 18 meses y hasta más, según el personal de Hemopet. Un empleado dijo que los trabajadores incluso les extrajeron sangre a los perros que estaban al límite de la anemia, una grave deficiencia de los glóbulos rojos necesarios para transportar el oxígeno por el cuerpo, que es lo que los perros gravemente enfermos o lastimados a menudo necesitan cuando reciben sangre.

El testigo incluso vio que Hemopet seguía recogiendo sangre de perros por varias semanas luego de haber sido aprobados para dar en adopción (a pesar de que sus nuevas familias los esperaban con impaciencia), hasta que nuevos perros recién llegados tomaran su lugar en la fila de extracción de sangre. Un empleado dijo que los perros, quienes obviamente no eligieron vivir en Hemopet, “pagaban la renta” con su sangre.

Perros estresados, peleas frecuentes

La privación de ejercicio, compañía y estímulo les causó un tremendo estrés mental a los perros, y algunos daban vueltas en círculos frenéticos, tocaban las puertas de sus jaulas con sus garras desesperadamente y trataban de saltar incluso estando entro de las pequeñas jaulas. Los perros frustrados ladraban y aullaban sin cesar, sin poder escapar del ruido, lo que se sumaba a su estrés crónico. El personal de Hemopet solo empeoraba las cosas, gritándoles a los perros que ya estaban agitados: “¡Cállense!”, o “¡Tranquilos!” El estrés de esos perros era tan crónico que muchos de ellos sufrían de diarrea.

Los empleados dijeron que los perros estresados a veces peleaban por la noche, y eso terminaba en orejas arrancadas, lesiones en el cuello y jaulas ensangrentadas. Algunos perros eran enjaulados juntos incluso después de haber peleado. Una empleada dijo que vio “algunas lesiones de cuello realmente desagradables” en Hemopet, y otro empleado dijo que sus manos estaban “cubiertas de sangre” cuando un perro agitado le arrancó parte de la oreja a otro de un mordisco.

Una perra, Glory, fue mordida por su estresado compañero de perrera en la espalda. Luego de que su herida cicatrizó, el supervisor de la perrera la volvió a poner en el recinto junto al perro que la había mordido (a pesar de la advertencia de otro miembro del personal de que no se llevaban bien), con instrucciones de tener a los dos perros con bozal y negarles los juguetes. Otra perra, Pidgeon, fue aparentemente atacada por su compañero de perrera quien le provocó cortes en el cuello que requerían costura. Y otra perra, Melyn, necesitaba ser cosida en el mentón luego de que su compañero de perrera la mordió, pero el personal se habría retirado a casa por la noche dejando a la perra con la herida abierta sin tratar hasta el día siguiente.

Pidgeon fue aparentemente atacada por su compañero de perrera, lo que generó tajos en los costados de su cuello que requerían costura. Los perros no siempre eran separados luego de pelear.

Perros enfermos privados de cuidado adecuado

Un perro, Gibbs, habría tenido un trastorno neurológico que a menudo se origina como tumores en el pecho. Rápidamente se volvió letárgico y apenas respondía a su propio nombre. Sus ojos parecían hundidos, nublados y desenfocados. Según el personal de Hemopet, nunca lo llevaron al veterinario, a pesar de necesitarlo urgentemente. Lo dejaron encerrado durante semanas hasta que un trabajador vio sangre en su tazón de agua. Según trabajadores, una radiografía finalmente reveló que tenía una gran masa en o cerca de los pulmones, por lo que su sufrimiento fue llevado a su fin.

El personal albergó a dos perros que eran propensos a tener convulsiones en jaulas de metal pequeñas y no acolchadas y bajo fuertes ruidos, y los dejaron desatendidos toda la noche, a pesar de que uno de los perros, Puppet, evidentemente se lastimó a sí mismo durante una convulsión. Un empleado dijo que el otro perro, Val, quien habría sido devuelto a la instalación por su adoptante debido a sus convulsiones, necesitaba un escaneo cerebral pero que la fundadora de Hemopet, la Dra. Jean Dodds “no cree en la neurología ni en los escaneos cerebrales”. El empleado dijo que Val “podría estar muy dolorido y nadie lo sabría.”

Otra perra, WendyLu tenía la piel roja y pelada en su nariz. El personal pensó que tenía lupus, pero dijeron que nunca le hicieron un examen para diagnosticarla. Los perros con lupus pueden tener un bajo recuento de plaquetas, pero igual le extraían sangre para venderla, a pesar de que probablemente no tuviera todos los componentes sanguíneos que urgentemente necesitan los perros que reciben esta transfusión de sangre. Los trabajadores dijeron que otro perro, Lennon, quien tenía síntomas similares y una aparente erupción en todo su cuerpo, también tenía lupus. También tomaron su sangre, a pesar de que un empleado dijo que el “lupus es una enfermedad autoinmune… probablemente no debiera donar sangre.”

Otra perra, Bunny, tenía una tos que aparentemente persistía por más de un año. Sin embargo, tomaron su sangre para venderla. Los trabajadores también le extrajeron sangre a Varnish, quien habría estado ciego de un ojo, a pesar de que un empleado dijo que el ojo le causaba dolor. Otros perros habrían tenido helmintos, un parásito que puede causar deposiciones sangrientas, pérdida de peso y anemia, y un trabajador dijo que los perros se infectaron por pisar las pilas de excrementos dejados en los recintos afuera y que los trabajadores de las perreras no levantaron.

Explotados dos veces

Los registros vinculados con los números de identificación tatuados en los perros mostraron que Hemopet los adquirió en circuitos de carrera de Florida y de criadores de Kansas. La instalación también obtuvo a los perros usados para carreras de Lonnie Boyle, quien fue multado luego de que ocho galgos murieron por posibles golpes de calor ya que los acarreó por todo el país. Algunos perros llegaron a la instalación con heridas en las piernas y los pies por las carreras, mientras que otros que vinieron de Florida desarrollaron “parches calientes.”

Algunos perros tenían “parches calientes” inflamados en sus cuerpos, el personal dijo que aparecían generalmente luego de que llegaban a la instalación provenientes de las carreras en Florida.

Luego del exposé de PETA de Pet Blood Bank, Inc., en Texas, la National Greyhound Association (NGA) declaró haberles prohibido a sus miembros que enviaran directamente a los galgos para operaciones de bancos de sangre. Entonces nos preguntamos, ¿cómo es que Becka y Choice, que fueron criados y corrieron para la presidenta del directorio de NGA, terminaron en Hemopet?

Jean Dodds, ¿’abuela’ del encierro de perros por sangre?

Todo esto y más ocurre en una compañía fundada por Jean Dodds, quien, a pesar de llamarse a sí misma la benigna “abuela del banco de sangre para animales”, una vez trabajó en un experimento en el que se les inyectó veneno de cobra a conejillos de indias. A pesar de recaudar más de $1 millón en ventas de productos de sangre tan solo en 2016 por los perros que obtiene y a los que les extrae sangre, Hemopet tiene a los perros en estas condiciones deplorables y desoladoras. Mientras tanto, Dodds pasaría mucho tiempo en Venecia, Italia, y un empleado dijo que a ella le llevaría una semana responder una pregunta acerca de la salud de los galgos. Otro empleado dijo que Dodds raramente visita a los galgos, y el testigo solo la vio una vez en casi tres meses de voluntariado, cuando el equipo técnico de una película se encontraba allí para entrevistarla.

Y créase o no, Hemopet está registrada como una organización sin fines de lucro, a pesar de que recauda dinero por la sangre de los perros que afirma “rescatar”. Esto significa que las donaciones que la compañía recibe para mantener a los perros en recintos desolados son deducibles de impuestos.

Qué puedes hacer

El sufrimiento, estrés y privaciones de estos perros son innecesarios. Muchas clínicas veterinarias ayudan a salvar a perros enfermos y lastimados trabajando con los guardianes de los perros que ofrecen a sus perros grandes, calmos y saludables como voluntarios para extraerles sangre. Estos perros después regresan a sus cómodas vidas en sus hogares.

Según la Dra. Linnaea Scott, veterinaria con más de 10 años de experiencia en medicina de urgencias: “En caso de faltante, encontramos otra manera de ayudar a un paciente anémico. Obtenemos la sangre del otro perro Labrador del cliente, del Rottweiler de 80 libras del técnico veterinario o de una gran cantidad de grandes perros quienes probablemente nunca más vuelvan a donar… los veterinarios son ingeniosos y encontraremos otra manera” para obtener sangre para transfusiones aparte de los perros que están cautivos en bancos de sangre [emphasis added].

El Dr. Nicholas Dodman, conductista canino y profesor emérito de la Escuela de Medicina Veterinaria de Cummings de la Universidad Tufts, escribió: “Estas condiciones… me recuerdan a cómo los animales criados en las granjas son confinados intensivamente para producir carne, leche y huevos. Para tener a un perro acostado en una jaula, o con un bozal en una perrera, con tan poco espacio en condiciones similares a una prisión durante 23 horas por día es inaceptable… los animales donadores de sangre deberían estar en hogares, no en jaulas” [emphasis added].

Por favor, insta a tu veterinario a no comprar sangre de perros en cautiverio y obtener sangre de otros perros quienes viven como los perros deben vivir, en hogares con sus amorosas familias.

Por favor, insta a la NGA a prohibir que los perros de sus miembros permanezcan cautivos en bancos de sangre, incluyendo aquellos operados por pretendidos “refugios”, con efecto inmediato. Mientras que la NGA afirma haber prohibido a sus miembros enviar directamente a galgos a operatorias de bancos de sangre, los miembros aparentemente pueden seguir enviando a los perros a falsos “refugios” como Hemopet y otros, que dejan a los perros en estas prisiones caninas. Solicita que la NGA tome acción inmediata y decisiva para sacar a todas la colonias de perros donantes de sangre de su lista de instalaciones aceptables.

Envía un comentario respetuoso a:

Jim Gartland
Director Ejecutivo
National Greyhound Association
[email protected]

ENVÍALE UN EMAIL A NATIONAL GREYHOUND ASSOCIATION

Puedes usar nuestra carta de muestra, pero recuerda que una carta con tus palabras siempre es más eficaz.