‘¿Normas? ¿Qué Normas?’ Dentro del Laboratorio de Margaret Livingstone en Harvard

Mientras más sabemos sobre la experimentadora de la Universidad de Harvard, Margaret Livingstone, más nos convencemos de que se le debe prohibir que toque a otro animal.

PETA ha sabido que Livingstone, tristemente famosa por coser los párpados de monos bebés hasta por un año para ver cómo se atrofia su desarrollo, también es una infractora que aparentemente cree que las leyes y normas de bienestar animal simplemente no se aplican a ella. Posee una rara combinación de arrogancia e ignorancia que la convierte en un peligro para ella y para los demás.

PETA ha obtenido informes federales que revelan el comportamiento asombrosamente cruel y negligente de Livingstone dentro de su laboratorio que va en contra del sentido común y de al menos un conjunto de reglas del laboratorio.

Estrangulada por la madre sustituta

Ya sabemos que Livingstone separa a los monos bebés de sus madres carentes para sus grotescos experimentos. Ella les da a esos bebés aterrorizados lo que denomina una madre “sustituta”, que no es más que un objeto inanimado cubierto con tela que cuelga de sus jaulas.

Pero en julio de 2019, el personal encontró a una mona bebé estrangulada, colgando de una sustituta. La bebé, que pudo haber sido una de las monas que Livingstone cegó o usó en otros procedimientos de privación visual, había hecho un agujero en la tela y se le había atascado la cabeza en él. Harvard respondió al incidente eliminado a las madres sustitutas de las jaulas, el único resto de consuelo que tenían los bebés.

Prácticas peligrosas

En abril de 2020, un veterinario del laboratorio de Livingstone la vio experimentando en un mono que tenía en una silla de inmovilización. Un hecho bastante común, seguro, pero en este caso Livingstone no estaba vestida para la ocasión. No usaba ningún equipo de protección personal (EPP por sus siglas en inglés) como se le exige a cualquiera que trabaje en un laboratorio con animales. Es como si hubiera entrado sucia de la calle y empezado a experimentar con los monos.

¿Es esto un gran problema? Ciertamente lo es, dado el riesgo potencialmente grave de la transmisión de enfermedades de los monos a los humanos. No usar equipo de protección personal posiblemente pone en peligro a Livingstone en lo personal y a todo su laboratorio, incluyendo los empleados y los monos. Solo hace falta una chispa para provocar el incendio, como dice el refrán.

¿Fue un simple error? Es poco probable, dado que Livingstone ha estado trabajando en laboratorios por más de 40 años. Estamos bastante seguros de que conoce el procedimiento. Aparentemente, tan solo no pensó que proteger la salud y la seguridad de su personal fuera lo suficientemente importante como para tomarse la molestia.

Cuesta abajo

Los registros muestran que el personal de Livingstone es igualmente indiferente a las normas.

En diciembre de 2017, alguien en el laboratorio de Livingstone no aseguró el pestillo de una jaula y un mono escapó. Ese mono se peleó violentamente con otro; indudablemente, ambos estaban muy estresados ​​por estar encerrados en celdas diminutas en un laboratorio estéril e inhóspito. El otro animal sufrió heridas tan graves que uno de sus dedos requirió amputación.

Diciéndolo de forma clara y directa, un mono perdió un dedo porque alguien en ese laboratorio simplemente no pudo molestarse en asegurar un pestillo. Sin embargo, ¿se supone que debemos confiar en que la precisión de los datos que salen de ese laboratorio es de alguna manera intachable?

En resumen, Livingstone, que les cose los párpados a los monos bebés, no cree que las normas se apliquen a ella y ha puesto en peligro la salud y la seguridad de un personal incompetente que es incapaz de realizar las tareas más simples, y ella le ha causado la muerte a un mono bebé por negligencia.

Qué puedes hacer

Dado que Livingstone no desea o no puede cumplir con los estándares mínimos de cuidado de los animales establecidos en las leyes y normas federales de bienestar animal, es imperativo que Harvard le diga que es hora de dejar de jugar al científico y cierre su laboratorio.

Por favor súmate a los más de 70 000 seguidores de PETA hoy para exigirle a Harvard que cierre el laboratorio de Livingstone.