La Depravada Carrera de Ned Kalin, el Torturador de Monos

Ned Kalin es un experimentador del Centro Nacional de Investigación de Primates de Wisconsin (Wisconsin National Primate Research Center, WNPRC). Bajo los estándares de su industria, él es “bueno” en lo que hace. Esto involucra hacerles daño a monos, tanto física como psicológicamente. Lo ha hecho durante 40 años, financiado por decenas de millones de nuestros impuestos.

Ned Kalin atormenta a monos con serpientes vivas

Cornelius es un mono de 10 años encerrado en el WNPRC, que el investigador encubierto de PETA conoció a principios del 2020. Confinado en una pequeña jaula, se encontraba siempre desplomado, mirando hacia abajo o apoyando su cabeza contra la puerta de la jaula. Para él, cada momento parecía durar una eternidad. Gracias a Kalin, el espíritu de Cornelius estaba completamente doblegado.

Cornelius

Kalin usaba a Cornelius en un proyecto llamado “Circuito Neuronal de la Emoción”. En este proyecto (para el que usó cientos o quizás miles de monos), cortaba los cráneos de los monos, les inyectaba sustancias tóxicas en sus cerebros y les succionaba o quemaba partes del tejido. Usaba a monos bebé –de solo una semana de vida– en algunos experimentos, mientras sometía a otros a extracciones de sangre, dolorosas extracciones de líquido cefalorraquídeo y biopsias de piel.

Los monos soportaban una serie de crueles pruebas de comportamiento, incluyendo una prueba de terror, en la que los animales son enjaulados y atormentados con cosas que encuentran aterradoras. Los experimentadores a menudo usan serpientes de plástico para esto, pero Kalin no. El prefería serpientes vivas, alegando que las serpientes de plástico “no provocan una reacción de miedo confiable o fuerte” en los monos.

Kalin graba los gritos de los monos bebés

En un experimento, Kalin colocó a macacos Rhesus en sillas de inmovilización durante 48 horas seguidas, y recolectó su líquido cefalorraquídeo con un tubo de plástico. También separó a monos bebés de sus madres para grabar las “vocalizaciones de angustia” de los bebés.

Para aquellos que no dominan los eufemismos, “vocalizaciones de angustia” son gritos y chillidos.

Los monos deben participar o pasarán hambre

Kalin también coloca a los monos en sillas de inmovilización y los bombardea con ataques sensoriales –incluyendo sonidos fuertes como los de una motosierra, una abrumadora variedad de luces, y bombas de aire sobre sus ojos– solo para ver qué los asusta.

Si los monos le siguen el juego a esta crueldad, podrán comer. Si no, “las raciones normales de comida serán reducidas gradualmente,” dice.

Asusta a monos bebés y los observa llorar

En 1989, Kalin cofundó la “prueba de intruso humano”, una prueba tan despiadada como extendida entre los atormentadores de monos, en la que los monos bebés son separados de sus madres y ubicados solos dentro de jaulas en una habitación de pruebas. Un “intruso” humano entra en la habitación, se coloca de perfil a la jaula, y después hará contacto visual directo, un gesto que los monos consideran amenazador. Los bebés gritan angustiados, tratan de escapar, sacuden la jaula, hacen muecas de terror o se paralizan.

Kalin forma parte de una camarilla de crueldad

Los experimentos de Kalin siguen un camino bien cimentado por el infame atormentador de monos de la Universidad de Wisconsin, Harry Harlow, cuyos experimentos de privación emocional fueron tan crueles que incluso sus colegas los objetaron. Harlow es reconocido como el impulsor de la “fosa de la desesperación” una caja de metal oscura, diseñada para aislar a los monos de todo lo que se encuentra en el mundo exterior, y del “potro de violación”, el cual era usado para inmovilizar y embarazar a las monas.

Los experimentos de Kalin se basan en el trabajo de Harlow. En un experimento, sometió a 40 monos a pruebas “con la intención de provocar y medir el comportamiento ansioso” durante todo un año, y después los asesinó.

Kalin también es colega de Elisabeth Murray, otra experta en aterrorizar a monos. Murray le aconsejó sobre la mejor manera de cortar los cráneos de los monos, una habilidad que él claramente aprecia. Él le agradeció públicamente por esto en un artículo académico de 2010.

Le Asignan dinero de impuestos a pesar de las objeciones contra la crueldad de Kalin

Desde 1985, Kalin ha recibido más de $44 millones de dinero de contribuyentes, asignado por los Institutos Nacionales de Salud, para continuar con experimentos con los que incluso sus colegas se sientan incómodos. “Hay otras cosas que se han hecho que son peores, pero eso no es justificación para negar que esto también está muy mal”, dijo Rob Streiffer, uno de los colegas de Kalin en la UW, al Wisconsin Watch. Y no podríamos estar más de acuerdo.

Qué puedes hacer

Miles de personas compasivas ya se han unido a PETA para pedir el fin de los horribles experimentos en animales de Kalin. Tú también te puedes sumar. Enviar un mensaje toma menos de un minuto, ¿qué esperas?

ACTÚA POR LOS MONOS YA