Opinión: La respuesta al Zika no debería incluir experimentos en Animales

Escrito por Kathy Guillermo

Nada genera más miedo en el corazón que una enfermedad poco conocida acercándose a los Estados Unidos. Las noticias provenientes de Sur América de que un virus llamado Zika puede causar graves defectos de nacimiento les dio a los estadounidenses una buena razón para preocuparse: se estima que casi 300 millones de personas en América del Sur y del Norte viven en áreas donde es posible que se propague el virus. Una repercusión es que los bebés nacerán con microcefalia, una enfermedad en la que el cerebro no se desarrolla apropiadamente. Nadie sabe cuántos bebés podrían ser.

La respuesta por parte de la comunidad de investigadores y de las autoridades de la salud fue buscar fondos para financiar una enorme cantidad de estudios. Aunque esto es apropiado en muchos sentidos, un programa de investigación que otorga dinero a una variedad de experimentos no coordinados va a desperdiciar el dinero de los contribuyentes, las vidas de animales y el tiempo valioso. Necesitamos una mejor respuesta a nivel nacional frente a la devastadora enfermedad.

Por el lado positivo, los Institutos Nacionales de Salud (NIH por sus siglas en inglés), fundaciones de financiamiento privado y todas las principales revistas de ciencia firmaron un compromiso para compartir toda la información de los estudios en línea y gratuitamente, según Donald G. McNeil Jr., autor de “Zika: The Emerging Epidemic”. Este es un paso en la dirección correcta.

Pero los estudios deberían contribuir al conocimiento de los tratamientos médicos para los humanos. Los estudios en animales no lo harán. Además de que no es ético utilizar animales como tubos de ensayo vivientes sin considerar el valor de sus vidas, además es mala ciencia.

Los animales rara vez tienen las mismas enfermedades que los humanos, e incluso cuando lo hacen, sus cuerpos reaccionan de forma diferente a los nuestros. Los científicos han revisado sistemáticamente los experimentos en animales y han documentado que la información sobre otros animales –incluyendo a ratones, ratas, perros, gatos, conejos, monos e incluso chimpancés− simplemente no son aplicables a los seres humanos. En su plan estratégico, publicado recientemente, el NIH se lamentó de que “los modelos animales a menudo no proporcionan una buena forma de simular la enfermedad ni de predecir cómo actuarán los medicamentos en los humanos, lo que resulta en un gran desperdicio de tiempo y dinero, mientras los pacientes esperan terapias”.

monkeys

Algunas especies de monos sí se enferman de Zika, pero cuando las monas embarazadas en el laboratorio de la Universidad de Wisconsin, Madison, fueron infectadas, el resultado no reflejó lo que les ocurre a las humanas embarazadas ni a sus bebés expuestos al virus. Las monas embarazadas infectadas con Zika durante el primer y el tercer trimestres no tuvieron bebés con microcefalia, mientras que las mujeres humanas parecen ser afectadas en todas las etapas del embarazo. Ni siquiera es claro si los monos bebé sufren ningún efecto negativo.

Incluso el encierro de monos para la experimentación puede tener consecuencias inesperadas y peligrosas. Miles de monos son albergados en varias instalaciones de reproducción y de importación a gran escala en el Condado de Hendry en el sur de Florida, incluyendo a Primate Products, Inc., la Mannheimer Foundation y Bioculture, y estas instalaciones pueden convertirse en depósitos para el Zika cuando los monos que están allí sean picados por mosquitos portadores del virus.

PETA consultó con el Dr. Jan Hajek, un especialista en enfermedades infecciosas y profesor clínico asistente de la Universidad de British Columbia, quien ha trabajado con la Organización Mundial de la Salud y Médicos sin Fronteras en la lucha contra los brotes de Ébola, hepatitis E y tuberculosis resistente a múltiples medicamentos, acerca de estas instalaciones y de la mejor manera de enfrentar la amenaza del virus Zika. Él respondió:

En la lucha contra el Zika necesitamos urgentemente la investigación sobre mejores pruebas de diagnóstico para los humanos, sobre mejores medios para el control de mosquitos y sobre la supervisión y apoyo a las personas, especialmente las mujeres embarazadas, en riesgo de, o que ya están infectadas con el virus Zika. Los recursos son limitados y deben ser utilizados de una forma que conduzca a obtener el mayor beneficio y el menor daño… Dado el riesgo  que estas instalaciones representan para la salud pública, el gobierno y los residentes de Florida tienen que considerar muy cuidadosamente si deben o no continuar apoyándolas en sus comunidades.

Es momento de dejar atrás el antiguo paradigma científico en el que los experimentadores se aferran a los escombros de los inútiles estudios en animales, ignorando lo que sí compartimos con los animales, como la necesidad de relacionarnos con otros de nuestra misma especie, el amor por nuestros bebés y la capacidad de sentir soledad, y en su lugar adopten investigaciones humanitarias que lleven a prevención y curas efectivas.

Kathy Guillermo es vice presidenta sénior de las investigaciones de laboratorio de PETA, 501 Front St., Norfolk, VA 23510; www.PETA.org.