El Especismo y la Interseccionalidad de la Justicia Social

Hoy en día, el edadismo, generismo, racismo, misoginia, homofobia y el capacitismo deberían ser tan claramente obvios como las luces delanteras de un auto en la oscuridad. Pero, ¿qué hay del “especismo”? ¿Qué es y qué podemos hacer para detenerlo?

De la misma manera en la que otros horribles “ismos” resultan en discriminación contra otros humanos basado en factores arbitrarios como el color de su piel, su sexo, su orientación sexual o sus capacidades físicas, el especismo atribuye un estatus inferior a aquellos que no son humanos. Define a los “animales” (además de los humanos) como algo más que herramientas de investigación, comida, tela o juguetes, (objetos para satisfacer los caprichos de los humanos) solo porque no son miembros de nuestra especie. Simplemente, el especismo es una inclinación a favor de la raza humana sobre otras razas animales, al igual que un particular grupo de humanos puede estar sesgado en contra de otro. Es la creencia equivocada de que una especie es más importante que otra.

Pero, los otros animales no son objetos que nos pertenecen, ellos son individuos con intereses propios, como los humanos. Ellos no son “no humanos” como tampoco nosotros somos “ardillas”. Enfrentar nuestra preferencia contra otras especies no requiere que demos un trato igualitario o idéntico, las ardillas no quieren el derecho para votar, por ejemplo. Es necesario que mostremos consideraciones iguales por los intereses de los otros. Debemos reconocer que todos somos seres vivos con pensamientos, sentimientos y deseos, y no deberíamos estar sometidos al látigo, los grilletes, el cuchillo ni una vida de esclavitud.

Pero, ¿es un lujo preocuparse por otros animales mientras seguimos combatiendo la opresión a los humanos?

El acoso y la violencia no se limitan a los humanos más de lo que se limitan a ciertas razas o una identidad de género. Si queremos un mundo más justo, debemos trabajar para terminar con todos los prejuicios, no solo con los que nos afectan personalmente.

La mentalidad que justifica la opresión a los humanos (ya sea que hablemos de musulmanes, mujeres, gente mayor, miembros de la comunidad LGBTQ, o gente de color) es la misma mentalidad que permite la explotación de los animales. Los prejuicios surgen cuando comenzamos a creer que “yo” soy especial y “tú” no, y que “mis” intereses de alguna manera superan los de otros seres vivos.

El filósofo Peter Singer, quien llamó la atención con los conceptos de especismo y derechos de los animales en su revolucionario libro Animal Liberation, lo puso de esta manera:

“No veo ningún problema en oponer ambos, racismo y especismo, definitivamente, para mí, la dificultad intelectual más grande reside en tratar de rechazar una forma de prejuicio y opresión mientras se acepta y hasta se practica la otra”.

En muchos casos, aquellos que trabajan para romper con los prejuicios que causan que los animales sean tratados como “menos que”, es la misma gente que defiende los derechos de la comunidad LGBTQ, derechos de discapacidad, justicia racial, tolerancia religiosa y otros tipos de asuntos de justicia social.

La intolerancia en todas sus horribles formas está mal, sin importar quién es la víctima. Y cuando somos testigos de ello, no lo deberíamos pasar por alto.

“No existe la lucha contra un solo problema, porque no vivimos una vida con un solo problema”. —Audre Lorde, feminista y activista de derechos civiles

Entonces, ¿cómo desafiamos al especismo en nuestra propia vida?

Enfrentar el especismo y reconocer los derechos de otros animales puede ser tan simple como respetar sus necesidades. Debemos reconocer que ellos tienen intereses propios y merecen vivir sin dolor y sufrimiento, mientras también enfrentamos los prejuicios que nos permiten mirar para otro lado ante los horrores que se les causa todos los días en laboratorios, mataderos y circos. Sin importar qué tan diferente nos veamos unos a otros, todos estamos juntos en esto. Una vez que entendemos esto, es nuestra responsabilidad hacer algo al respecto.

Todos nosotros, sin importar ninguna de las características que nos diferencian, merecemos consideración, respeto y trato compasivo. Estas son tres maneras en las que puedes ayudar a acabar hoy con el especismo:

  1. Apoya a compañías libres de crueldad. Cientos de miles de animales son envenenados, cegados y asesinados cada año en obsoletas pruebas para cosméticos, productos de aseo personal y productos de limpieza para el hogar. La base de datos de PETA incluye miles de compañías que no experimentan con animales, así que no importa lo que estés buscando, es fácil encontrar opciones respetuosas con los animales.
  2. Come vegano. Comer carne significa pagarle a alguien para que pase el cuchillo por la garganta de un animal. Comer queso, yogur y otros “productos” lácteos significa robar la leche destinada a un bebé, y comer huevo significa condenar a las gallinas a toda una vida de miseria en una pequeña jaula de alambre. Comprométete a ser vegano hoy.
  3. Deshazte de tus pieles. No hay motivo para asesinar a un animal por moda. Opciones veganas sustentables como el cuero de imitación hecho con hojas de piña y uva, la “lana” hecha de cáñamo y mezclas de bambú, y las alternativas de plumón hechas con azúcares vegetales y eucalipto, van en aumento y todo el tiempo se inventan más. Conoce más acerca de cómo vestir vegano.

Visita el Centro de Acción de PETA para conocer más maneras de oponerte a la explotación animal.

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