Expertos se Quejan de los Crueles Experimentos de ‘Terror en Monos’ de los NIH

Los expertos están de acuerdo con PETA: los experimentos de “terror en monos” de Elisabeth Murray, en los que ella deliberadamente inflige daño cerebral traumático y permanente en monos y los aterroriza con arañas y serpientes falsas, son completamente inútiles para ayudarnos a entender la salud humana.

Aquí hay una pequeña muestra de las declaraciones condenatorias que numerosos expertos, incluidos primatólogos, médicos, expertos en salud mental y etólogos animales, dieron sobre las horribles pruebas de Murray en monos:

“En psiquiatría humana, ya somos suficientemente conscientes de que las personas traumatizadas y descuidadas corren un mayor riesgo de desarrollar enfermedades mentales tales como depresión [,] ansiedad, trastorno de estrés postraumático y adicciones. No hay necesidad de repetir ese experimento en primates nobles y sensibles. … Aterrorizar a estos pobres monos con daño cerebral no es más que sadismo”.

—Jaymie Shanker, M.D.

“Inducir daño cerebral artificialmente en primates cautivos severamente estresados ​​y obligarlos a realizar tareas de comportamiento sencillas una y otra vez, no puede simular las causas y los síntomas complejos y variables encontrados en pacientes humanos neuropsiquiátricos. En la mayoría de las enfermedades neuropsiquiátricas, las personas no sufren el tipo de daño cerebral infligido a los primates en el laboratorio de Murray”.

—Pradip Sahdev, M.D., F.A.C.S., R.P.V.I.

“Los macacos viven naturalmente en ambientes heterogéneos, en grandes grupos multigeneracionales y multi-sexuales. Estos monos son primates inteligentes y observadores con niveles altos de inteligencia social; tienen que serlo, dado que han pasado milenios viviendo en estrecha asociación con humanos que, a menudo, los ven como competidores o recursos. Asumir, como lo ha hecho la experimentadora de los NIH, Elisabeth Murray, que los macacos sacados de sus grupos sociales y confinados en laboratorios dentro de jaulas minúsculas y desoladas son modelos biomédicos apropiados de desórdenes neuropsiquiátricos, es absurdo y contrario a todo lo que sabemos sobre cómo los estados fisiológicos tienen una influencia significativa en la salud mental y la respuesta… Insto fuertemente a los NIH a que detengan el financiamiento de esta investigación que, además de ser inmensamente cruel, carece de mérito científico y de un diseño de estudio adecuado”.

—Lisa Jones-Engel, Ph.D.

“Como investigador que una vez hizo uso amplio e invasivo de primates no humanos durante muchos años, mientras estudiaba los efectos de las experiencias tempranas en el desarrollo cognitivo, eventualmente llegué a apreciar muchas de las capacidades intelectuales únicas, necesidades sociales y complejidades emocionales de estos animales. (…) Inmediatamente ha quedado claro que muchos modelos animales, por lo general, no logran imitar con éxito las complejidades de los trastornos neuropsiquiátricos humanos o no proporcionan una dirección clara y significativa para intervenciones clínicas exitosas. Mi análisis de los experimentos de la Dra. Murray indica que, incluso después de tres décadas, no han tenido ninguna aplicación clínica. Es preocupante que, dados los beneficios limitados de los datos obtenidos de estos estudios en relación con los daños considerables que sabemos que se infligen a los sujetos de investigación, estos experimentos continúan en el centro de investigación más prestigioso de la nación”.

—John Gluck, Ph.D.

“Una falla importante de la investigación de la Dra. Murray es la asunción de que los macacos en un laboratorio son modelos útiles para determinar comportamientos humanos. Los monos utilizados en estos experimentos se encuentran en ambientes empobrecidos, privados de la estimulación social, cognitiva o emocional normales. Se sabe que estas condiciones tienen un impacto negativo en su desarrollo y rol social, emocional y cognitivo. Los primates en los laboratorios a menudo muestran signos de angustia psicológica extrema, como automutilarse, caminar de un lado al otro, balancearse y girar la cabeza. Algunos monos se muerden el cuerpo y otros se arrancan el pelo. Es probable que el estrés inherente por vivir en el ambiente de un laboratorio modifique las respuestas de los monos al paradigma de las pruebas, confundiendo los resultados obtenidos”.

—Marc Bekoff, Ph.D.

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La “investigación” de Murray equivale a 30 años de tortura de monos. Esto no es lo que queremos ser como especie. Esta no es la forma de avanzar exitosamente.

Cómo puedes ayudar a los monos

PETA está exigiendo que los NIH cierren este laboratorio, finalicen estas pruebas y redirijan los fondos a métodos superiores de investigación sin animales que beneficien a los humanos. También queremos que los monos sobrevivientes sean entregados a santuarios. Puedes unirte a nuestra campaña haciendo clic en el botón a continuación y diciéndoles a los NIH que finalicen estos experimentos.

PONGAN FIN A LOS EXPERIMENTOS DE TERROR EN MONOS DE ELISABETH MURRAY