La Pierna Cercenada de Una Gata es Todo lo Que Está Mal Con TNR

“Ningún animal necesita experimentar esto nunca”.

Eso es lo que dijo Marcie García después de encontrar a una gata a la que llamó Miracle agazapada en el estacionamiento de su lugar de trabajo, con una pierna casi cercenada y “colgando de un pelo”.

“A primera vista, me di cuenta de que estaba muy delgada, adolorida y asustada”, dijo García. Recogió a la gata y la llevó al veterinario, quien tuvo que amputarle la pierna destrozada.

El corte en la oreja de Miracle reveló una parte importante de su historia: había sido capturada, esterilizada, habían marcado su oreja y la habían soltado (o, más precisamente, re-abandonado) para valerse por sí misma en la calle. Al igual que con la mayoría de los gatos que participan en el programa Capturar-Esterilizar-Soltar (TNR por sus siglas en inglés), la calle no fue amable con ella.

Tampoco fue amable con Marley, un felino con la oreja marcada, atropellado por un auto antes de ser descubierto por un transeúnte. El amable desconocido lo llevó a un grupo de adopción de gatos que se aseguró de que recibiera tratamiento médico. “Somos grandes defensores de mantener a los gatos adentro”, dice el fundador del grupo. “Todo eso, la mayoría de las veces, no sucedería si estuvieran adentro”.

La calle tampoco fue amable con Pumpkin, un gatito abandonado por un programa de TNR antes de que una amable mujer descubriera que el animal padecía una infección de las vías respiratorias superiores, una infección ocular, parásitos internos y una infección por estafilococos. Había sido castrado, marcada su oreja y abandonado en las calles dos semanas antes de ser hallado.

El gato Stormy con la oreja marcada fue rescatado después de estar atrapado en una tubería de desagüe durante cuatro días y casi ahogarse. Little Orange, un gatito con la oreja marcada fue descubierto desnutrido, deshidratado, débil, con pérdida de pelaje y cubierto de costras.

El Proyecto Comunitario para Animales de PETA asiste regularmente a gatos sin hogar que han quedado atrapados en árboles, motores de automóviles, alcantarillas y en muchos otros lugares peligrosos; que han sido golpeados por autos o atacados por otros animales; que están muriendo de enfermedades contagiosas mortales, como la leucemia felina; y que han sido maltratados por personas crueles que se molestan cuando los animales cavan en sus patios o se suben a sus autos.

Muchos de los llamados gatos “silvestres” son en realidad bastante mansos, lo que significa que podrían ser los compañeros de alguna persona que se han extraviado. Pero es casi seguro que nunca se reunirán con sus guardianes si son re-abandonados al aire libre en lugar de ser llevados a un refugio. Los gatos amistosos también son blancos más fáciles para las personas crueles empeñadas en hacerles daño.

La mayoría de los “gatos en la intemperie” sobreviven un promedio de solo dos a cinco años, unos 10 años menos que el promedio de los “gatos bajo techo”. Las probabilidades de los gatitos son aún peores: generalmente sobreviven por menos de seis meses. Atrapar, castrar y abandonar a los gatos sin hogar no los “salva”, simplemente transfiere sus muertes (suponiendo que no sean adoptados y deban ser asesinados) de la comodidad de un refugio a la miseria de la calle.

Qué puedes hacer
Insta a tu refugio local a no condenar a los gatos a vidas cortas y miserables en la intemperie con programas de captura y abandono, y en su lugar a tratarlos con el mismo respeto y cuidado que a los perros, aceptando a todos los que no son deseados. Además, insta a tu concejo municipal a detener el problema de los felinos sin hogar al exigir que todos los gatos estén esterilizados, tengan licencia y microchip.

COMPROMÉTETE A ADOPTAR Y A NO COMPRAR