Cómo el Final de las Pruebas en Animales de la EPA Comenzó con un Conejo de PETA

El 10 de septiembre, la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. (EPA) anunció planes para detener el financiamiento y las solicitudes de pruebas en mamíferos para el 2035. Esta fantástica noticia llega tras 20 años de trabajo de PETA para poner fin al uso de animales en las pruebas requeridas por la EPA, aquellas que implican la aplicación de productos químicos directamente en los ojos y la piel de los animales, su alimentación con pesticidas y su inhalación forzada de productos químicos tóxicos.

Foto USEPA por Eric Vance
La Dra. Amy Clippinger, científica de PETA, sentada al lado de Andrew Wheeler, administrador de EPA, mientras él anuncia el plan para poner fin a los requerimientos de pruebas en animales.

La Dra. Amy Clippinger, Directora de Pruebas Regulatorias de PETA, se sentó junto al Administrador de la EPA, Andrew Wheeler, durante la firma histórica del memorándum que describe este compromiso y los objetivos a corto plazo necesarios para alcanzarlo, incluyendo la reducción en un 30% de las pruebas en mamíferos para el 2025 y el aporte de un fondo de $ 4,25 millones de dólares a los investigadores que trabajen en el desarrollo de métodos de pruebas sin animales. Él está liderando un cambio que hemos añorado y por el que hemos luchado.

Hemos recorrido un largo camino desde 1998, cuando la EPA rechazó la idea de que una organización de derechos de los animales debería ser parte interesada en este tema. Esto comenzó a cambiar cuando “Gorey”, el conejo gigante de PETA con heridas abiertas y quemaduras por tóxicos, siguió durante sus viajes de campaña al entonces candidato presidencial Al Gore, quien estaba detrás del programa de pruebas químicas de Alto Volumen de Producción de la EPA, uno de los programas de pruebas en animales más grandes en la historia de EE. UU. Nuestra presión constante condujo al informe de la Academia Nacional de Ciencias encargado por la EPA: Pruebas de Toxicidad en el Siglo XXI: Una Visión y una Estrategia, que abrió el camino para un mayor uso de métodos computarizados y basados en células en vez de animales, en las pruebas de toxicidad. Debido a los esfuerzos de PETA para ayudar a modificar la Ley Frank R. Lautenberg sobre Seguridad Química para el Siglo XXI, la EPA restringiría aún más las pruebas en animales y financiaría el desarrollo de pruebas modernas sin animales.

En 1998, un conejo gigante siguió a Al Gore donde quiera que fuese, lo que llevó a la primera decisión de la EPA de financiar pruebas que no involucrasen animales. Fue una gran victoria. Millones de animales, en su mayoría conejos, se salvaron del envenenamiento y la muerte. Cada año subsiguiente nos acercó al día de hoy y, en colaboración con los científicos de la EPA en todo momento, PETA trabajó duro para hacer realidad esta victoria.

Luego de miles de protestas, comentarios científicos, proyectos de colaboración y reuniones de alto nivel, finalmente logramos ser parte de la agenda, y hoy en día, hay un espíritu de colaboración entre los científicos de PETA y del PETA International Science Consortium Ltd. y los de la EPA, quienes trabajan juntos en muchos proyectos para mostrar el valor de las pruebas sin animales. Estos proyectos incluyen la organización conjunta de una serie de seminarios en línea gratuitos sobre pruebas de toxicidad sin animales y la coautoría de publicaciones sobre animales utilizados en pruebas de pesticidas y estudios de inhalación.

La decisión histórica de la EPA sucede a un anuncio del gobierno holandés de terminar muchos tipos de pruebas en animales para el 2025. Estos cambios señalan un final inminente en todo el mundo de las pruebas regulatorias de toxicidad en animales y el comienzo de una nueva era en la cual las pruebas de toxicidad protejan mejor a los humanos y al medio ambiente, evitando al mismo tiempo el enorme sufrimiento de los animales.