La vida y muerte de Minyak nos recuerda por qué hay que alegrarse por la caída de Ringling

PETA luchó para que el circo Ringling Bros. y su crueldad hacia los animales llegara a su fin. Pero muchos animales murieron antes de que el infame circo cayera. Una de las vidas perdidas a manos del miserable circo, fue la de un elefante asiático llamado Minyak.

Minyak nació en su hábitat natural en 1966, murió a los 46 años, pero pasó mucha décadas  actuando en el circo, en donde como muchos otros elefantes, interpretaba trucos insensatos y estúpidos bajo la constante amenaza de recibir golpizas con bullhooks.

Como consecuencia de pasar varias décadas actuando y siendo transportada a lo largo y ancho del país, sufrió enfermedades que debilitaron sus pies y sus articulaciones, como lo es la artritis, una condición dolorosa que pudo haber empeorado por las extrañas contorciones que exigen los trucos circenses y por la “vida” en carretera. Cuando no estaba actuando, vivía encadenada, alejada de todo lo que un elefante podría considerar natural.

Elephant with cracked nail at Center for Elephant Conservation.

En 1979, tras años de llevar una vida circense, Minyak fue forzada a participar en el programa de crianza de Ringling Bros., del cual nacieron tres bebés con vida y uno muerto.

Más tarde regresó a los espectáculos de Ringling Bros. a actuar por otros 10 años más, hasta que la retiraron al complejo de crianza del circo (engañosamente llamado Centro de Conservación de Elefantes, Center for Elephant Conservation) en Florida central. A pesar de su mala salud, se le retiró de los escenarios tan solo dos años antes de morir.

Ringling declaró que la muerte de Minyak fue resultado de “causas naturales,” siendo que estaba plagada de enfermedades.

PETA pidió que se investigara su muerte, ya que murió mucho antes de la esperanza de vida natural de un elefante. Minyak sufrió de artritis, abandono, obesidad y además fue uno de los muchos elefantes que Ringling atendió por tuberculosis (TB).

Los archivos públicos demuestran que, a través de los años, muchos de los elefantes de Ringling padecían TB, la cual es muy contagiosa entre elefantes y humanos. Al menos tres elefantes que viajaban en el mismo grupo de Minyak resultaron positivos a TB. PETA reveló que al menos 20 elefantes usados por Ringling resultaron positivo en las pruebas de TB, y que Ringling intentó esconderle al público la información de sus brotes de TB y puso en peligro tanto a elefantes como a humanos al llevarlos de gira.

Ringling se termina, pero aún quedan animales que necesitan ayuda.

El público ha dejado claro que no apoya separar a las madres de sus bebés elefante, encadenarlos, azotarlos ni golpearlos para lograr someterlos. Tampoco apoya que los transporten a lo largo y ancho del país en vagones hasta que llegan a estar demasiado viejos, enfermos y lastimados para actuar.

PETA seguirá investigando, protestando y documentando el abuso circense, hasta el día en que el último animal sea retirado del circo.

Quiero que se todos los circos dejen de usar animales