3 razones para nunca tocar un elefante, según la ciencia

PETA sabe que los elefantes no deberían ser obligados a dejar que los humanos los toquen, monten o exploten de otra manera, y ahora la ciencia nos respalda. Un estudio publicado en el International Journal of One Health, que evaluó la literatura científica para identificar cuestiones relacionadas con las interacciones de los turistas con elefantes en Asia y África, identificó tres razones por las que nunca se debe tocar a un elefante.

El estudio revela el riesgo de infección y lesiones en los falsos santuarios de elefantes 

En Asia, en particular en Tailandia e India, a menudo se le permite al público tocar, alimentar y bañar a los elefantes en falsos santuarios. En otras atracciones turísticas, los elefantes cautivos son obligados a pasear turistas. Sin embargo, en África, la mayoría de las experiencias turísticas que involucran elefantes son estrictamente de observación y solo permiten a los visitantes verlos deambular en su hábitat natural.

El estudio identificó las siguientes tres cuestiones preocupantes relativas a las interacciones con elefantes.

Por qué nunca deberías tocar un elefante

1. Bienestar de los elefantes 

La investigación publicada por el International Journal of One Health indica que varios estudios han demostrado que el maltrato es frecuente en los campamentos y templos de elefantes, donde los animales a menudo padecen tormento psicológico y físico a través de golpes, encadenamiento y privación social, entre otros factores de estrés; y que sufren en condiciones deficientes con heridas sin tratar, infecciones de la piel, traumatismos musculoesqueléticos, desnutrición y otros problemas de salud.

2. Salud pública

Se identificaron doce enfermedades zoonóticas, incluidas la salmonela, la tuberculosis y las infecciones por el virus de la viruela del elefante, como potencialmente transmisibles entre elefantes y humanos.

3. Seguridad

El estudio encontró que la mayoría de los ataques de elefantes a humanos involucraron a mahouts (o “manejadores” de animales), pero también ocurren incidentes de lesiones al público o muerte.

En última instancia, los autores concluyeron que las actividades turísticas de interacciones con elefantes son “indefendibles” y recomendaron que se prohíban legalmente las experiencias interactivas entre elefantes y humanos, que es la única forma de controlar los riesgos para la salud pública, la seguridad y el bienestar animal dentro de la industria del turismo con elefantes.

Los autores recomiendan que los turistas elijan solo experiencias que mantengan al público a una distancia segura y respetable de los elefantes para no perjudicar el bienestar de los animales ni aumentar el riesgo de enfermedades o lesiones al público.

Por qué los paseos en elefante, los baños y cualquier otra actividad de contacto físico son crueles

Como se ve en el video de PETA Asia, la única forma de obligar a los elefantes a permitir que los humanos los monten o padezcan otro contacto no deseado es amenazándolos constantemente con castigos físicos.

Los elefantes bebés son separados de sus madres, golpeados, privados de comida y agua, y atados con cuerdas mientras comienza el proceso para “quebrar” su voluntad. Padecen semanas de tortura física, maltrato emocional y soledad hasta que les quiebran la voluntad y se vuelven lo suficientemente temerosos para obedecer a sus captores y así evitar más dolor. Los manejadores en Ayutthaya en Tailandia amenazan con armas alrededor de las cabezas de los elefantes, manteniendo a los animales en un estado de ansiedad constante. La violencia interminable, el trauma y la falta de libertad les hacen balancearse de un lado a otro en su corral, un comportamiento anormal que nunca se ve en la naturaleza.

A medida que los viajeros les dan la espalda a las exhibiciones de animales evidentemente crueles, muchas instalaciones ahora están agregando a sus nombres las palabras “santuario”, “refugio”, “rescate”, “orfanato” y otros descriptores que suenan compasivos. Desafortunadamente, estos términos no están regulados de ninguna manera, y en demasiados casos, el nombre es nuevo pero el maltrato persiste. Incluso si el maltrato está cuidadosamente oculto, como a menudo sucede en los falsos santuarios, todos los elefantes usados en actividades de contacto directo, incluido el baño, la pintura y los espectáculos, han sido sometidos al malicioso proceso de “quiebre” para hacerlos sumisos.

Cómo encontrar un verdadero santuario de elefantes

Los verdaderos santuarios nunca compran, venden, comercian, crían, explotan ni lucran con los elefantes. Nunca usan bullhooks ni los castigan de otras formas, incluso fuera de la vista de los turistas, y no obligan a los animales que naturalmente evitan a los humanos a tener contacto cercano con ellos. Les proporcionan a los elefantes la compañía de miembros de su propia especie y grandes hábitats naturales que permiten un comportamiento normal, incluido el derribar árboles, nadar en estanques y buscar alimento en los bosques.

Estas instalaciones suelen estar cerradas al público excepto en ciertos días, y cuando ofrecen recorridos, mantienen a los visitantes a una distancia prudente para no molestar a los elefantes. A los visitantes no se les permite tocar un elefante allí, porque estos santuarios existen para ellos, no para los turistas. Las personas que los dirigen respetan a los elefantes y trabajan para protegerlos.

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