11 Estadísticas Indignantes de Experimentos en Animales

¿Qué han ganado los humanos con las pruebas en animales? ¿Estamos más cerca de encontrar una cura para el VIH, el cáncer y otras enfermedades a través de los experimentos en animales? Estas 11 estadísticas sobre la experimentación en animales te ayudarán a comprender cómo (no) funcionan los experimentos en animales y qué (no) obtenemos de ellos.

1. Cada año, más de 100 millones de animales, incluyendo ratones, ranas, perros, conejos, monos, peces y pájaros, son asesinados en laboratorios de EE.UU.

Los experimentadores obligan a los animales a inhalar vapores tóxicos, los inmovilizan en dispositivos de retención, les perforan agujeros en sus cráneos, les mutilan sus cerebros y les queman su piel y sus ojos, y si los animales no mueren durante el experimento, los matan. Ya sean para clases de biología, capacitación en medicina, experimentos motivados por la curiosidad o pruebas de sustancias químicas, fármacos, alimentos o cosméticos, estos animales son confinados en jaulas desoladas, socialmente aislados y psicológicamente traumatizados.

Covance Cruelty

2. El noventa y cinco por ciento de todos los medicamentos que han demostrado ser seguros y eficaces en pruebas en animales fracasan en ensayos en humanos.

Esta estadística proviene directamente de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés), la agencia gubernamental que destina miles de millones de dólares de los contribuyentes a estos experimentos temerarios. Los NIH han notado que los fármacos fracasan en humanos porque no funcionan o son peligrosos. La poca fiabilidad de los ensayos en animales hace que en los humanos sean más riesgosos.

3. El noventa y nueve por ciento de los animales usados en laboratorios no están cubiertos por las leyes federales de protección animal.

Es como si el gobierno estuviera diciéndoles “Lo siento, pero no eres suficientemente animal” a las decenas de millones de ratas, ratones, pájaros, peces, reptiles y anfibios, que constituyen el 99% de los animales utilizados en laboratorios, quienes aún están excluidos de la Ley de Bienestar Animal federal (AWA, por sus siglas en inglés) y, por lo tanto, se les niega inclusive la consideración más básica. Sin embargo, incluso a los animales que supuestamente están “protegidos” por la AWA, también se les pueden aplicar descargas eléctricas, hacer adictos a drogas, y ser quemados, envenenados, aislados, privados de alimentos, inmovilizados, lesionados cerebralmente. Ninguna prueba, por dolorosa o trivial que sea, es ilegal. Y no les exigen usar analgésicos.

4. Entre el 2010 y el 2014, medio millón de animales protegidos por la AWA fueron sometidos a experimentos dolorosos sin analgésicos.

Los conejos no han recibido ningún tipo de analgésico en las pruebas de irritación y corrosión ocular y cutánea aguda de Draize, desde que comenzaron en la década de los 40. En estas pruebas, una sustancia es instilada en los ojos de los conejos o aplicada sobre la piel afeitada, provocándoles inflamación, ulceración, sangrado, irritación y opacidad ocular, ceguera, enrojecimiento, hinchazón, secreción y hemorragia.

5. Una encuesta del 2009 encontró que los ratones y ratas usadas en cirugías invasivas dolorosas solo recibieron analgésicos después de la cirugía aproximadamente un 20% de las veces.

La encuesta encontró que los ratones y ratas que fueron sometidos a cirugías de cráneo, quemaduras, cirugías de columna y otros horrores rara vez recibieron analgésicos después del procedimiento. Imagínate que alguien perforara tu cráneo para exponer tu cerebro y no te diera ni un Advil.

6. Más del 93% de los medicamentos experimentales contra el cáncer fracasaron en la primera fase de los ensayos clínicos en humanos después de probarlos “con éxito” en animales.

La encuesta se basó en casi 4.500 fármacos contra el cáncer desarrollados entre 2003 y 2011. Inducir artificialmente una condición en un individuo sano de una especie diferente que está confinado y aislado en condiciones estresantes y antinaturales y luego extrapolar los resultados a enfermedades en humanos que se presentan de forma natural no solo es poco ético, sino también ridículo. Incluso los mismos experimentadores reconocen que la angustia extrema que padecen estos animales pone en riesgo los resultados.

Hemos estado limitados por el hecho de que hemos estado estudiando enfermedades en animales que en realidad no existen en animales. Los ratones… no sufren esquizofrenia. No padecen la enfermedad de Alzheimer.

—Dr. Christer Nordstedt, vicepresidente de investigación en neurociencias de Eli Lilly

7. Las sustancias químicas que causan cáncer en ratas solo lo causan en ratones el 46% de las veces.

Si la extrapolación de las conclusiones de ratas a ratones es tan poco fiable, imagina la ineficiencia de aplicar en humanos los resultados obtenidos en ratones, ratas, conejos, perros y monos. Richard Klausner, exdirector del Instituto Nacional del Cáncer, dijo: “La historia de la investigación del cáncer ha sido una historia de curación del cáncer en el ratón. Hemos curado el cáncer en ratones por décadas y simplemente no ha funcionado en los humanos”.

8. Al menos 85 vacunas contra el VIH/SIDA han sido exitosas en estudios en primates; el 100% de ellas no ha logrado proteger a los humanos.

En un caso, una vacuna contra el SIDA que demostró ser eficaz en monos fracasó en ensayos clínicos en humanos porque no evitó que las personas desarrollaran el SIDA, y algunos creen que las hizo más susceptibles a la enfermedad. Según un informe publicado en The Independent, una conclusión fue que “probar vacunas contra el VIH en monos, antes de ser usadas en humanos, en realidad no sirve”.

9. Cada año en EE.UU., los NIH gastan alrededor del 47% de los fondos para la investigación en experimentación animal.

Aproximadamente el 47% de las investigaciones financiadas por los NIH involucra animales, y en 2019, la agencia presupuestó casi $42 mil millones para investigación y desarrollo, es decir, $18 mil millones gastados en experimentos en animales. ¿Pero para qué? ¿Conoces alguna cura para la esclerosis múltiple, el virus del Nilo Occidental o la distrofia muscular? Bueno, no hay ninguna. Un artículo de revisión de 2014 publicado en The BMJ en coautoría con un profesor de la Escuela de Medicina de Yale, documentó el abrumador fracaso de los experimentos en animales para mejorar la salud humana, concluyendo que “el respaldo y financiamiento público permanente de la investigación preclínica en animales parecen fuera de lugar”.

10. Actualmente, el 52% de los adultos estadounidenses se opone al uso de animales en la investigación científica.

Una encuesta del Centro de Investigaciones Pew encontró que la mayoría de los adultos estadounidenses se opone al uso de animales en la investigación científica, y otras encuestas sugieren que las personas desacertadas que la apoyan opinan así porque creen erróneamente que es necesaria. En un artículo publicado en The Journal of the American Medical Association, los investigadores hallaron que los tratamientos médicos desarrollados para animales rara vez podían aplicarse en humanos y advirtieron que “pacientes y médicos deberían ser cautelosos al extrapolar el hallazgo de investigaciones destacadas en animales al tratamiento de enfermedades humanas… incluso en estudios de alta calidad en animales debería esperarse una replicación deficiente”.

11. Desde 2017, PETA ha tenido casi 150 victorias para los animales utilizados en experimentos.

Nuestras victorias incluyen ayudar a ingenieros a desarrollar un nuevo respirador para pacientes con COVID-19 sin probarlo en animales, trabajar con la Administración de Alimentos y Medicamentos de Taiwán para eliminar las pruebas en animales para hacer afirmaciones sobre propiedades saludables de los alimentos, persuadir a Suave para que sea libre de crueldad y conseguir que el gigante farmacéutico Bristol Myers Squibb y otros prohibieran las pruebas de casi ahogamiento. El trabajo de PETA para poner fin a los experimentos en animales, respaldado por el apoyo de nuestros más de 6.5 millones de miembros y simpatizantes en todo el mundo, está salvando a muchísimos animales.

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En el reciente plan quinquenal de los NIH, la agencia afirmó que “los modelos animales con frecuencia no proveen buenas formas de imitar la enfermedad o predecir cómo funcionarán los medicamentos en humanos, lo que resulta en una gran pérdida de tiempo y dinero mientras los pacientes esperan por tratamientos”. Los experimentos en animales no son buenos indicadores de las respuestas a los fármacos en humanos o en cualquier otra especie que no sea la que está siendo explotada. La penicilina es el eje central de los antibióticos de uso humano, ¡aun así mata a los cobayos! La aspirina mata a los gatos y causa defectos congénitos en ratas, ratones, cobayos, perros y monos, y la morfina, depresora en humanos, estimula a las cabras, los gatos y los caballos.

Todas estas estadísticas se pueden resumir en una: los experimentos en animales son especistas, haciéndolos inaceptables el 100% de las veces. No funcionan, e incluso si lo hicieran, seguirían siendo inaceptables. Torturar a seres sensibles no es correcto, incluso si alguien pretende hacerlo en aras de la ciencia o la medicina, tan simple como eso.

Di no a las pruebas en animales