Etiquetar o liberar: por qué los animales no son números

Todos somos individuos únicos, no números. El etiquetado y numerado han sido durante mucho tiempo modos predeterminados de comportamiento y organización humana. Relegar objetos inanimados al reino de los números es una cosa, pero nunca deberíamos hacer eso con otras especies. Un animal no es un número, y las vidas del beagle Samson, del toro Ricardo, y del perro Clarke ilustran particularmente por qué hay que dejar de tratarlos de esta manera.

No son números, sin embargo, los humanos siguen etiquetando a los animales con dígitos

Ya sea que la práctica especista de numerar a los animales se aplique a aquellos que se usan para  experimentación, comida, ropa u otras formas de explotación, siempre es cruel y despectivo. Cada animal es alguien. Al igual que nosotros, son individuos vivos con sentimientos que merecen compasión y consideración.

Tatuados para pruebas

Tatuar números en animales usados en experimentos, generalmente en el pecho o dentro de las orejas, no es algo que se ve únicamente en Guardianes de la Galaxia, vol. 3. Todos los días, en laboratorios de todo el mundo, les hacen esto a ratones, ratas, conejos, monos, perros, murciélagos, cobayos, hámsteres y otros animales, quienes sufren durante los tatuajes, a menudo dolorosos, y las espantosas pruebas posteriores.

Estos animales son apenas considerados “herramientas de investigación” en los laboratorios y tratados como objetos inanimados, sin sentimientos. Muchos de ellos viven en inhóspitas jaulas de acero inoxidable toda su vida, a veces durante décadas. Casi ninguno logra salir con vida.

Samson

El beagle Samson fue rescatado durante una investigación de PETA sobre la enorme fábrica de cría de Envigo, que luego cerró. Una vez identificado por un tatuaje de seis letras, fue uno de los animales afortunados que sobrevivió y llegó a un hogar que lo llenó de cuidados.

Pero mientras estaba atrapado en una jaula en la prisión de Envigo, Samson fue usado como máquina reproductora, supuestamente generando el nacimiento de cientos de cachorros. Evitaba el contacto humano porque a menudo significaba que quedaría empapado hasta los huesos cuando los trabajadores rociaban su jaula con una manguera de alta presión.

Gracias al investigador de PETA, Samson fue rescatado justo a tiempo para pasar el Día de Acción de Gracias en un hogar con personas que le demostraron bondad y respeto. Vio nieve por primera vez y disfrutó de una acogedora Navidad con su nueva y amorosa familia.

Asignando números a las pruebas

La vivisección no es un juego. Pero si vamos a jugar un juego de números con animales, debería ser mirando los registros del número de desechos en los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés).  PETA lleva mucho tiempo denunciando a los NIH por financiar o realizar toneladas de experimentos atroces. Cientos de miles de animales están encerrados en la extensa sede de la agencia en Bethesda, Maryland.

La última película de Guardianes de la Galaxia mencionó la forma en que los NIH, las empresas, las universidades y las instalaciones realizan pruebas en animales. Sus conmovedoras escenas alentaron a los espectadores a sentir compasión por otras especies. Esto inspiró a PETA a otorgarle al director James Gunn el premio “Not a Number”.

Necesitamos ayudar a liberar a nuestros congéneres animales usados para la vivisección para que puedan ser enviados a santuarios de buena reputación o adoptados en hogares amorosos.

Etiquetados para comida

Perforar etiquetas numeradas en las orejas de las vacas o escaldar sus costados con hierros de marcado es una práctica estándar en las industrias de la carne, lácteos y cuero. Estas son algunas de las múltiples mutilaciones que las vacas criadas para comida pueden padecer en las granjas.

Estos seres gregarios prefieren pasar tiempo con otras vacas, creando relaciones complejas. Establecen fuertes lazos maternales con sus bebés. En las granjas lácteas, se sabe que las vacas madres lloran frenéticamente por sus becerros durante varios días tras haber sido separados.

Pero las industrias de carne de res, de ternera y láctea los tratan como simples unidades.

Ricardo

Según los informes, Ricardo, el astuto toro escapó a mediados de diciembre de 2023 de un matadero local antes de terminar en las vías del tren cerca de la estación Penn de Newark, donde se habían colocado docenas de anuncios de “I’m ME, Not MEAT” de PETA para la temporada navideña.

Después de que el toro fuera capturado, fue llevado a Skylands Animal Sanctuary & Rescue en el condado de Sussex, Nueva Jersey, y lo llamaron Ricardo. Ahora, disfruta del mejor regalo: un hogar seguro donde puede deambular libremente, pastar y socializar con otros animales.

La historia de Ricardo es para celebrar, pero innumerables animales que aún sufren en granjas y mataderos no tienen tanta suerte. Cada año, las industrias de la carne y los lácteos explotan y matan a más de 29 millones de vacas solo en EE. UU.

Cerdos contabilizados y asesinados

Los trabajadores de granjas industriales también obligan a otros animales, como los cerdos, a padecer procedimientos que incluyen el etiquetado de orejas (les perforan las orejas con etiquetas) o el recorte de orejas (les cortan muescas completas) sin analgésicos.

Estos animales muy inteligentes, amigables y leales disfrutan pasar horas jugando, recostados al sol y explorando su entorno con su poderoso sentido del olfato.

Pero en la industria de la carne, los lechones son arrancados de sus angustiadas madres solo unas pocas semanas después del nacimiento. Les cortan la cola, les recortan las puntas de los dientes con alicates y los machos son castrados, todo sin analgésicos. Los cerdos jóvenes etiquetados luego pasan sus cortas vidas en corrales estrechos sobre losas de concreto sucio.

Las vacas, los cerdos, pavos, pollos, peces, patos, gansos, y todos los demás animales usados para comida son individuos fascinantes que merecen nuestro respeto. Puedes salvar casi 200 animales por año al hacerte vegano.

Contabilizados para ropa

Los humanos confinan a los animales (que son criados, considerados unidades, maltratados y asesinados para ropa), en jaulas apiladas estrechas y fosos de concreto abarrotados. Ya sea que se usen para cuero, pieles, pieles exóticas, lana, mohair, plumón, angora, seda o cachemira, las otras especies no existen para que nos vistamos con sus partes del cuerpo.

En una granja industrial de aligátores en Winnie, Texas, que suministraba pieles a una curtiduría propiedad de Hermès, un investigador de PETA encontró aligátores confinados en agua fétida y cobertizos oscuros y húmedos sin sol, sin aire fresco, sin agua limpia, ni incluso atención médica básica. Con tan solo 1 año, les disparaban con una pistola de perno cautivo o los cortaban toscamente mientras aún estaban conscientes y podían sentir dolor.

Las campañas provocadoras de PETA siguen pidiéndoles a las empresas de ropa que dejen de usar animales. A principios de 2019, incluso creamos aretes, que se asemejan a las etiquetas numeradas dolorosamente perforadas en las orejas de las vacas, para que los humanos los usen como forma de crear conciencia sobre los innumerables bovinos que son maltratados y asesinados por su piel (a menudo denominada “cuero de lujo”).

Dado que un animal no es un número, honra su individualidad

Numerar cualquier animal normaliza llamarlos “eso” en lugar de usar un compasivo y apropiado pronombre para mostrar respeto por su individualidad. Objetivar a los animales asignándoles números también perpetúa el especismo y perjudica a los humanos al ignorar nuestras capacidades de compasión y conexión.

Clarke

Una investigación encubierta de PETA sobre The Veterinarians’ Blood Bank (TVBB) capturó imágenes de animales con números tatuados en el interior de sus orejas. Encontramos un perro asignado con el número “1395”, también conocido como Clarke, en TVBB, un negocio en Indiana que tiene a casi 900 perros y gatos confinados a perpetuidad en caniles inhóspitos y corrales estrechos y vende su sangre a clínicas veterinarias.

Clarke nació en TVBB y lo separaron de su madre Jessie cuando tenía alrededor de 6 semanas de vida. Era uno de los nueve cachorros de su camada, tenía poco más de 8 semanas de vida cuando lo tatuaron. Un trabajador dijo que se le podría extraer sangre a Clarke y a sus hermanos a partir de los 6 meses de edad.

La investigación encontró que los trabajadores incluso extraían la sangre de animales ancianos, emaciados o enfermos con infecciones respiratorias de las vías superiores, cáncer de hueso y otras enfermedades. Al igual que Clarke, muchos de los animales nacían y eran criados en TVBB, aunque la instalación adquirió otros, como peros callejeros o del personal que respondía a anuncios que buscaban hogares para animales no deseados, y todos ellos eran tratados como unidades para explotar.

Por el bien de individuos como Clarke, PETA espera otorgar muchos más premios “Not a Number” a los humanos que están marcando cambios significativos por cada animal relegado a ser etiquetado como un dígito.

Numerosas formas de actuar

No te alinees con la práctica del etiquetado. En su lugar, ayuda a liberar animales registrándote y revisando regularmente las alertas de acción de PETA. No eres un número y nunca querrías ser percibido o tratado como tal, por lo tanto, extender la misma consideración a otros animales, hacerte vegano y ayudar a acabar con el especismo son las decisiones más lógicas y compasivas. Y alza la voz sobre los números inconcebibles de los NIH diciéndole al Congreso que apoye el Plan de modernización de la investigación (RMD, por sus siglas en inglés) de PETA:

Pídele al Congreso que apoye el RMD