PETA Pide al Miami Seaquarium que Libere a Lolita Tras Inspección Condenatoria del USDA

El Miami Seaquarium tiene un historial de muertes de animales y problemas preocupantes de bienestar animal que van más allá del trato inadecuado a la solitaria orca Lolita, quien ha estado confinada en un tanque de concreto pequeño, poco profundo e inhóspito durante las últimas cinco décadas. En julio de 2021, el Departamento de Agricultura de EE. UU. (USDA, por sus sigles en inglés) inspeccionó la notoria instalación. La inspección generó múltiples citaciones por cuestiones sobre el bienestar animal que violaron la ley federal.

Buscando obtener todos los documentos relacionados con esta inspección condenatoria y sacar a la luz la información, PETA presentó una solicitud de la Ley de Libertad de Información el año pasado. Recientemente recibimos más de 100 documentos, fotos y videos en respuesta y estamos haciendo públicos nuestros hallazgos. Estos materiales resaltan los descuidos atroces del personal del Miami Seaquarium y exponen el sufrimiento que padecen los animales allí.

1. Informe del Gobierno revela 5 razones para mantenerse alejado del Miami Seaquarium

Los informes diarios de capacitación de la instalación, incluido el que se muestra a continuación, indican que, repetidamente, los entrenadores no proporcionaban comida a los animales que consideraban que mostraban un mal comportamiento.

2. La instalación estaba en mal estado

PETA recibió imágenes que documentan la mala calidad de los recintos de animales y del Seaquarium en su conjunto. La imagen a continuación muestra a una foca dentro de un recinto precariamente unido con amarres de plástico.

Los recintos, incluido el tanque de delfines que se muestra a continuación, tenían áreas donde el concreto roto era claramente visible, lo que representaba un riesgo tanto para los miembros del personal como para los animales.

En 2020, un delfín nariz de botella macho de 19 años llamado Abaco se ahogó después de que su rostro (el hocico de un delfín) quedara atrapado en la cerca de un recinto.

3. Los delfines se atacan entre sí

Los documentos obtenidos por PETA brindan un relato detallado de los incidentes en los que los delfines se atacaban entre sí en la instalación. El estrés de estar en confinamiento estricto cerca de animales incompatibles puede conducir a la agresión, y las barreras rudimentarias e improvisadas entre las piscinas no logran mantener seguros a los animales.

Las notas de los veterinarios y entrenadores en el sitio documentan las lesiones sufridas por los animales, sus cambios de comportamiento y la cantidad reducida de comida que recibían como castigo.

La foto a continuación muestra al delfín del Pacífico de lados blancos, Lii, saltando del agua mientras la orca Lolita, vista en su cola, la persigue agresivamente.

Las notas del Seaquarium de abril de 2021 revelan que dos delfines machos soltaron los amarres de plástico para entrar en la misma piscina que una delfín hembra llamada Bimini y que luego la atacaron. Bimini no comió durante dos días después del incidente. Casi dos meses después, las radiografías de sus costillas indicaron que había sufrido múltiples fracturas durante el ataque y que no había recibido la atención posterior adecuada para sus heridas.

Estos no fueron incidentes aislados. Ha habido una serie de lesiones graves por ataques de delfines en los últimos años, algunos fatales. Seis animales murieron en 2019 y 2020 en la instalación. Entre ellos, dos delfines nariz de botella Echo e Indigo, quienes murieron por causas relacionadas con traumatismos. En enero de 2021, una delfín nariz de botella hembra, Sam, quedó ensangrentada y ciega de un ojo después de una interacción agresiva con otro delfín.

A pesar de estos incidentes de agresión entre delfines, en el momento de la inspección del USDA en junio de 2021, el Seaquarium “indicó que no tienen forma de rastrear qué animales están alojados juntos en un día en particular”.

4. Una barrera ineficaz rodeaba el diminuto tanque de Lolita

La inspección del USDA de 2021 reveló que los visitantes del Seaquarium pudieron acercarse lo suficiente a la pared del tanque de Lolita para sostener teléfonos celulares, cámaras e incluso niños pequeños por el borde, como muestra la foto a continuación. Esta barrera ineficaz permitió que los visitantes se acercaran peligrosamente a Lolita y no evitó que cayeran objetos o que fueran dejados en su tanque.

Una persona dejó caer un mosquetón en el agua, que luego se tragó un delfín llamado Berkley.

5. Lolita se vio obligada a realizar trucos peligrosos contra el consejo veterinario

El video a continuación revela que Lolita se vio obligada a realizar nados rápidos y saltos de altura en su diminuto tanque, trucos que probablemente la hicieron chocar con la pared del tanque y lesionarle la mandíbula.

Según el informe de la inspección, el veterinario que estaba en el lugar expresó su preocupación por obligar a Lolita a realizar tales trucos después de su lesión. Pero los entrenadores en el Seaquarium ignoraron las instrucciones veterinarias y la siguieron obligando a realizar carreras de velocidad y múltiples saltos de gran energía.

Lolita actuó durante décadas, generalmente dos o tres veces al día, a veces incluso cuando no podía mantener los ojos abiertos o acababa de someterse a procedimientos médicos invasivos. A partir de esta primavera, ya no la obligan a actuar. Sin embargo, la sufrida orca todavía está en el tanque de orcas más pequeño del mundo en lugar de estar en un santuario costero.

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Actúa por Lolita

Los llamados globales para liberar a Lolita (conocida en la Nación Lummi como Sk’aliCh’elh-tenaut) del tanque de orcas más pequeño y antiguo del mundo son más fuertes que nunca, ya que PETA ha expuesto que el Miami Seaquarium no les ha proporcionado a los animales ni siquiera lo mínimo necesario para su bienestar durante décadas.

En el océano, las orcas pueden nadar hasta 140 millas por día y sumergirse a miles de pies bajo la superficie de sus aguas nativas. Mantenerlas cautivas para la diversión humana es una forma de especismo, una visión supremacista del mundo que debe terminar.

Exige respetuosamente a The Dolphin Company, el propietario del Miami Seaquarium, que libere a Lolita en un santuario costero.

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